viernes, abril 27, 2007

Mi primera vez

Como acostumbra a pasarme, llego tarde a contar mi crónica del Saló. La verdad es que ha sido algo estresante. Sólo pude pasar por ahí el sábado y entre quedar con unos y otros, hacer de guía para unos amigos “profanos”, intentar echar una mano a mi colega Rafa (aunque tampoco mucho, lo siento, Rafa) y la aglomeración típica del sábado salonero, mis niveles de adrenalina se dispararon a tope. Eso sí, la quedada fue genial, como siempre.

Pero os decía que es algo tarde para hacer la crónica de este Saló. Sin embargo, desde hace algún tiempo tengo ganas de cómo fue el momento de mi “desvirgación” salonera.

Hace ya diez años salí de Bilbao en el mes de mayo (mes tradicional de celebración del Saló) . Tras un insomne e interminable viaje en tren (en mis tiempos de estudiante no había presupuesto para el avión) llegamos a Barcelona un amigo y yo. Tras dejar las maletas y hacer algo de turismo, pusimos rumbo a la Estación de Francia (donde tradicionalmente se emplazaba el evento). Por aquel entonces en Bilbao tan sólo había dos librerías especializadas, así que cuando vi. aquella aglomeración de stands repletos de tebeos, mis ojos comenzaron a dar vueltas, perdí el sentido y cuando lo recobré no recordaba nada, pero sentía u enorme dolor de bolsillo y en mis manos se hallaban varias bolsas de comics.

Recuerdo también llevarme el primer número de Tanhauser, de la extinta línea deLaberinto Planeta, firmado por sus autores (¿Alguien sabe qué ha sido del magnífico Sergio Sandoval?). También recuerdo no haber aprovechado la oportunidad de llevarme firma y dibujo de Beto Hernández, que apenas tenía cola. Por aquel entonces, para mí sólo era “uno de esos raros”.

Pero lo que más recuerdo de todo este tipo de asuntos fue cuando el mismísimo “Hombre” firmó mi Orígenes Marvel de los 4 Fantásticos. Stan Lee había asistido al Saló, pero se suponía que no firmaría. Venía a dar una charla, pero un contratiempo le obligó a adelantar su marcha, con lo que improvisó una sesión sorpresa. Lo mío fue pura suerte. Paseaba por la estación cuando mi amigo (gracias, Rul. Nunca te lo agradeceré bastante) dijo: “¿No es ese Stan Lee?” Rodeado por dos gorilas, El Hombre se acercó al stand a cuyo lado me encontraba para iniciar esa sesión de firmas que nadie esperaba. Cuando llegó mi turno, Stan Lee me habló pero entre que mi inglés no era muy allá y que aún no me creía que estuviera delante del mismísimo Hombre, respondí un torpe y ridículo “yes, yes” sin tener ni idea de lo que me había dicho. Fue un tanto patético, pero toda una experiencia.

Pero quizá lo más especial fue quedada. En aquella época no había blogs, pero teníamos el foro Comic a Gritos de Dreamers. En la cafetería de la estación conocí a un montón de gente genial que, por desgracia, no he vuelto a ver. Recuerdo a Rastat, Víctor G, Thanos, Mauricio y al cherif Nacho Carmona. No he indagado, pero juraría que algunos de ellos colaboran actualmente en blogs y editoriales. Incluso tuve un breve encuentro con Pedro Angosto y su curiosa imitación de Chiquito de la Calzada (por aquel momento estaba de moda) . También toda una experiencia. A la cerveza le siguió una entretenida cena y así terminó mi primer quedada comiquera y casi también mi visita al Saló, ya que tan sólo volvería una hora la mañana del domingo sentados frente a la puerta con una depresión de tamaño planetario por tener que irnos.

Aún quedaría el viaje de vuelta donde conocería a un paisano con la misma afición por los tebeos y que no sospechaba que como periodista, acabaría escribiendo sobre ellos en los periódicos.

Bueno, así termina mi batalla del Abuelo Cebolleta. No os quejéis, que la he resumido. Qué recuerdos… creo que me hago viejo.

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