El caso de la piedra Gehena (BM: Lobezno nº5 al 7)
La Biblioteca Marvel que reedita los primeros números del mutante de las garras acaba de concluir recientemente una de las mejores historias que ha protagonizado en solitario. Sólo Arma- X, Lobezno: Honor y quizá alguna otra elegida se pueden situar por encima de ésta... pero aún así sabe a poco.
La saga de la Joya Gehenna, como apareció publicada en España por primera vez, es un arco argumental en el que un incipiente Peter David se hacía acompañar de los dibujos de John Buscema y las tintas de Bill Sienkiewicz para contarnos una historia donde aventura, vampiros, mitos judeocristianos y humor se dan la mano con verdadera fruición.
El pendenciero Archie Corrigan pide la ayuda de Parche (Lobezno) para vigilar a su rico y excéntrico hermano en un supuesto asunto sin importancia, que se termina complicando de mala manera con vampiros, viejas reliquias de la antigüedad y hasta el mismísimo Dios. Un Peter David que ya había creado algunos relatos memorables para Spiderman y que comenzaba a despuntar con Hulk, personaje que lo llevaría al estrellato, nos deleita con todas las claves de lo que será la forma de escribir que lo ha puesto arriba: conocimiento y caracterización de los personajes, diálogos ingeniosos, tramas cruzadas, giros inesperados...
Además tendremos en cuenta que el dibujo nos viene de uno de los grandes monstruos del comic de todos los tiempos, John Buscema. El mayor de los Buscema ya está en la historia del comic como uno de los grandes. Nadie como él dominaba esas anatomías, expresiones y narrativa llenas de energía. Además ¿cuantos dibujantes conocéis que pudieran salir airosos de una historia cósmica de mamporros y además de un relato urbano de ambiente sucio como éste? la verdad es que son pocos y menos aún (si los hubiera) al nivel de John Buscema.
Completando el triángulo está Bill Sienkiewicz en la labor de entintado. No sólo estamos ante uno de los mejores y más personales artistas surgidos del comic en las últimas décadas, sino que incluso en la labor de entintador hemos visto como es capaz de dar un impacto increíble al lápiz de quien se ponga por delante. Objetar que para sus detractores no es un entintador del todo adecuado, dado que la fuerte personalidad de sus tintas tiende a imponerse demasiado sobre el estilo del dibujante.
Mención aparte merecerían las portadas de Kevin Nowlan, uno de esos grandes artistas cuyo talento es por desgracia muchísimo más grande que su capacidad de producción.
¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué si estamos ante tres de los mejores profesionales de la industria digo que esta historia sabe a poco? El caso de la piedra Gehenna es una gran historia, con un gran dibujo y unas tintas igual de grandes. Sin embargo, viendo los nombres implicados en ella, el resultado tenía que haber sido una obra maestra. Si tenemos esto en cuenta no decepcionará a nadie, pero aún así no se puede evitar un leve regusto amargo por que podríamos esperar más de estos tres monstruos.
La saga de la Joya Gehenna, como apareció publicada en España por primera vez, es un arco argumental en el que un incipiente Peter David se hacía acompañar de los dibujos de John Buscema y las tintas de Bill Sienkiewicz para contarnos una historia donde aventura, vampiros, mitos judeocristianos y humor se dan la mano con verdadera fruición.
El pendenciero Archie Corrigan pide la ayuda de Parche (Lobezno) para vigilar a su rico y excéntrico hermano en un supuesto asunto sin importancia, que se termina complicando de mala manera con vampiros, viejas reliquias de la antigüedad y hasta el mismísimo Dios. Un Peter David que ya había creado algunos relatos memorables para Spiderman y que comenzaba a despuntar con Hulk, personaje que lo llevaría al estrellato, nos deleita con todas las claves de lo que será la forma de escribir que lo ha puesto arriba: conocimiento y caracterización de los personajes, diálogos ingeniosos, tramas cruzadas, giros inesperados...
Además tendremos en cuenta que el dibujo nos viene de uno de los grandes monstruos del comic de todos los tiempos, John Buscema. El mayor de los Buscema ya está en la historia del comic como uno de los grandes. Nadie como él dominaba esas anatomías, expresiones y narrativa llenas de energía. Además ¿cuantos dibujantes conocéis que pudieran salir airosos de una historia cósmica de mamporros y además de un relato urbano de ambiente sucio como éste? la verdad es que son pocos y menos aún (si los hubiera) al nivel de John Buscema.
Completando el triángulo está Bill Sienkiewicz en la labor de entintado. No sólo estamos ante uno de los mejores y más personales artistas surgidos del comic en las últimas décadas, sino que incluso en la labor de entintador hemos visto como es capaz de dar un impacto increíble al lápiz de quien se ponga por delante. Objetar que para sus detractores no es un entintador del todo adecuado, dado que la fuerte personalidad de sus tintas tiende a imponerse demasiado sobre el estilo del dibujante.
Mención aparte merecerían las portadas de Kevin Nowlan, uno de esos grandes artistas cuyo talento es por desgracia muchísimo más grande que su capacidad de producción.
¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué si estamos ante tres de los mejores profesionales de la industria digo que esta historia sabe a poco? El caso de la piedra Gehenna es una gran historia, con un gran dibujo y unas tintas igual de grandes. Sin embargo, viendo los nombres implicados en ella, el resultado tenía que haber sido una obra maestra. Si tenemos esto en cuenta no decepcionará a nadie, pero aún así no se puede evitar un leve regusto amargo por que podríamos esperar más de estos tres monstruos.
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