martes, febrero 28, 2006

Hellboy: La Isla

Cuando en Marzo de 1994 y bajo el sello Legend de Dark Horse, Mike Mignola dio a luz el primer número de la saga de Hellboy, todos (o muchos de nosotros) ya sabíamos que estábamos ante uno de los mejores dibujantes de la industria. Lo que no sabíamos es que sería tan buen guionista. De hecho, me atrevería a decir que el guión que escribió a medias con John Byrne para este y los tres siguientes números (la serie Seed of Destruction) es posiblemente el más flojo y que ha demostrado hacerlo mucho mejor en solitario.

En Hellboy: La Isla, que acaba de publicar Norma, recogemos la pista del demonio protagonista tras dos años sin saber nada de él. Éste es exactamente el tiempo que ha pasado en la vida del personaje tras el último volumen, El tercer Deseo. El precio de derrotar a Bog Roosh ha sido pasarse dos años en el fondo del mar, para despertar en una isla llena de espíritus que le depararán más de una sorpresa y revelaciones.

Ya habíamos visto a un Mignola hábil con los guiones en toda la saga de Hellboy. Parece tener una especial pericia para contar historias que se leen solas y que en contra de lo que se puede leer actualmente, no se alargan ni una viñeta más de lo necesario. Centrado siempre en temáticas de tipo lovecraftiano, consigue dotar a sus relatos de un perfecto equilibrio entre la gravedad y el ambiente terrorífico con la acción y el entretenimiento puro. Además se nota que Mignola es un apasionado de la mitología y el folklore de tal modo que, gracias a la exhaustiva documentación, nos contagia sus filias y la historia de integra tan magistralmente que muchas veces es difícil distinguir qué es aportación suya y cuál la procedente de viejos mitos.

Pero todo esto ya lo habíamos visto en otros volúmenes. La novedad esencial de La Isla es que las revelaciones que se hacen en este tomo, lejos de caer en el momento climático fácil, constituyen un punto de resolución de la mayoría de los cabos sueltos que se habían planteado en todos estos años. No acierto a saber si estaba todo planeado o si ha sido un golpe maestro que da la impresión de que así fuera. En cualquier caso, alguien capaz de conseguir esta resolución es por fuerza un gran guionista.

En cuanto al Mignola dibujante no le dedicaré demasiadas líneas porque sería derrochar texto sin posibilidad de hacerle justicia. Narrativa, diseño, creación de escenarios, iluminación... todos son uno en Hellboy: La Isla. Es imposible separarlos y funcionan a la perfección al servicio de la historia.

Como nota a modo de curiosidad sobre el dibujo, decir que el estilo de Mignola se va estilizando hacia un destino cada vez menos realista. El dibujo es un juego donde los recursos gráficos son más importantes para la historia que el propio realismo.

Sin duda una gozada. Como único punto negativo, está que no es una lectura recomendada para los lectores que se acerquen por primera vez al personaje. Al fin y al cabo, es el final de un ciclo.