Una Tierra Lejana
El gran beneficio que los lectores hemos obtenido de la proliferación de “editoriales pequeñas” es la publicación de obras que de otro modo, muy posiblemente hubieran quedado inéditas. Una Tierra Lejana, de Colleen Doran es una muestra de lo que expongo. No hablamos de una serie reciente, sino de una con más de 30 números (tres tomos) que lleva publicándose desde el 86 y cuya autora, pese a ser bastante joven, tiene más de 20 años de experiencia en el mundillo.
Por este motivo, la serie que nos trae Aleta Ediciones tiene un cierto sabor a años 80 y un carácter general bastante difícil de describir. Vayamos poco a poco. Colleen Doran tenía menos de veinte años cuando comenzó con esta serie. Esto significa tres cosas: mujer/ muy joven/ de los años 80. Esto requiere una cierta disposición por parte del lector hacia lo que se va a encontrar. De otro modo sólo verá una historia pasada de moda con una estética a medio camino entre el Art Deco y los dibujos animados de Barbie. Sí es cierto que pese a la riqueza gráfica y el saber hacer con el pulso narrativo en el guión puede llegar a quedar sepultado entre el look fashion y afeminado de los personajes y los tópicos ochenteros. Dadle unas cuantas páginas de margen y sabréis por qué esta serie sobrevive desde hace más de 20 años en el voraz mercado yanki y ha vendido más de medio millón de copias.
Una Tierra Lejana nos cuenta la historia de Liana y su hermano Jason, dos niños con habilidades psíquicas especiales, que escapan de un laboratorio donde experimentaban con ellos. A partir de ahí la cosa se complica con personajes de lo más curioso, civilizaciones alienígenas e intereses oscuros de todo tipo. Ahora bien, leyendo esta especie de sinopsis, tengo la sensación de que la cosa puede no convencer. Al fin y al cabo lo de los laboratorios, los niños con poderes y los marcianos suena algo trillado, ¿no es así?
Sí, lo es. Y aún así os sigo recomendando este tebeo. Es, como ya decía, algo difícil de explicar. Setrata de uno de esos tebeos que no se puede disfrutar de otra manera que leyéndolo y apreciando esos pequeños detalles. No estamos ante una gran historia, pero está orquestada con gran habilidad y consigue mantener el interés en todo momento. Los personajes pueden resultar maniquíes por dentro y por fuera, pero te acabas familiarizando con ellos, la estética puede resultar algo ñoña, pero está trabajada con un talento y un oficio impresionante y termina siendo una verdadera gozada visual. Narrativamente no es original ni ingenioso, pero es realmente bonito. Ya os digo que hay que leerlo y, prsonalmente, espero con impaciencia el segundo tomo.
Por este motivo, la serie que nos trae Aleta Ediciones tiene un cierto sabor a años 80 y un carácter general bastante difícil de describir. Vayamos poco a poco. Colleen Doran tenía menos de veinte años cuando comenzó con esta serie. Esto significa tres cosas: mujer/ muy joven/ de los años 80. Esto requiere una cierta disposición por parte del lector hacia lo que se va a encontrar. De otro modo sólo verá una historia pasada de moda con una estética a medio camino entre el Art Deco y los dibujos animados de Barbie. Sí es cierto que pese a la riqueza gráfica y el saber hacer con el pulso narrativo en el guión puede llegar a quedar sepultado entre el look fashion y afeminado de los personajes y los tópicos ochenteros. Dadle unas cuantas páginas de margen y sabréis por qué esta serie sobrevive desde hace más de 20 años en el voraz mercado yanki y ha vendido más de medio millón de copias.
Una Tierra Lejana nos cuenta la historia de Liana y su hermano Jason, dos niños con habilidades psíquicas especiales, que escapan de un laboratorio donde experimentaban con ellos. A partir de ahí la cosa se complica con personajes de lo más curioso, civilizaciones alienígenas e intereses oscuros de todo tipo. Ahora bien, leyendo esta especie de sinopsis, tengo la sensación de que la cosa puede no convencer. Al fin y al cabo lo de los laboratorios, los niños con poderes y los marcianos suena algo trillado, ¿no es así?
Sí, lo es. Y aún así os sigo recomendando este tebeo. Es, como ya decía, algo difícil de explicar. Setrata de uno de esos tebeos que no se puede disfrutar de otra manera que leyéndolo y apreciando esos pequeños detalles. No estamos ante una gran historia, pero está orquestada con gran habilidad y consigue mantener el interés en todo momento. Los personajes pueden resultar maniquíes por dentro y por fuera, pero te acabas familiarizando con ellos, la estética puede resultar algo ñoña, pero está trabajada con un talento y un oficio impresionante y termina siendo una verdadera gozada visual. Narrativamente no es original ni ingenioso, pero es realmente bonito. Ya os digo que hay que leerlo y, prsonalmente, espero con impaciencia el segundo tomo.
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