El minúsculo mosquetero: la academia de Bellas Artes
Así a lo tonto, me he dado cuenta que en todo este año no he reseñado ni un sólo tebeo europeo. Los asiduos del blog ya sabéis que me cojea más el pie del comic americano, pero, además de los picoteos más o menos asiduos a otros autores, hay tres creadores del mercado francobelga a los que no pierdo de vista ni un momento y que además tieneden a colaborar juntos: Lewis Trondheim, Manu Larcenet y Joann Sfar.
De este último, en España ha salido la semana pasada el primer album de la nueva serie El minúsculo mosquetero. A los que ya conocen El gato del rabino, Vampyr o el profesor Bell, ya saben un poco lo que se encontrarán; un montón de mala leche bajo la apariencia de una imaginación desbordante y entretenimiento puro.
Para los que no conocen el trabajo de este nnn, decir que tiene por costumbre el uso de lo fantástico para explicarnos distintos aspectos de su visión social. Sin embargo, Sfar tiene la habilidad de hacer que dichos elementos fantásticos (como animales parlantes o anacronismos deliberados) resulten de lo más cotidiano una vez leídas unas páginas.
El minúsculo mosquetero nos habla de las andanzas de un mosquetero que, en un intento de eliminar sus michelines, termina tomando un brebaje que lo encoge hasta un tamaño minúsculo. Pero lo más curioso es que entre los cubiertos y enseres de la mesa donde resulta menguado, descubre toda una minúscula Francia, que tendrá cierto parecido, pero también grandes diferencias con la Francia de tamaño normal. Se dará cuenta de que quizá las cosas no son como él cree.
Lo mejor de este tomo es la increíble ironía de Sfar. No os voy a decir que os vayáis a desternillar con este tomo, pero aseguro que os será difícil esconder la sonrisa cómplice. Y aunque he dicho que lo mejor era dicha ironía, todavía hay más a este respecto y esto va para todos aquellos alérgicos al gafapastismo. Que el hecho de que opine sobre la sociedad o el uso de la ironía no os haga una falsa idea de este tebeo. Lejos de toda prepotencia este y otros tomos del autor se leen como entretenimiento puro de principio a fin.
Echadle un vistazo.
De este último, en España ha salido la semana pasada el primer album de la nueva serie El minúsculo mosquetero. A los que ya conocen El gato del rabino, Vampyr o el profesor Bell, ya saben un poco lo que se encontrarán; un montón de mala leche bajo la apariencia de una imaginación desbordante y entretenimiento puro.
Para los que no conocen el trabajo de este nnn, decir que tiene por costumbre el uso de lo fantástico para explicarnos distintos aspectos de su visión social. Sin embargo, Sfar tiene la habilidad de hacer que dichos elementos fantásticos (como animales parlantes o anacronismos deliberados) resulten de lo más cotidiano una vez leídas unas páginas.
El minúsculo mosquetero nos habla de las andanzas de un mosquetero que, en un intento de eliminar sus michelines, termina tomando un brebaje que lo encoge hasta un tamaño minúsculo. Pero lo más curioso es que entre los cubiertos y enseres de la mesa donde resulta menguado, descubre toda una minúscula Francia, que tendrá cierto parecido, pero también grandes diferencias con la Francia de tamaño normal. Se dará cuenta de que quizá las cosas no son como él cree.
Lo mejor de este tomo es la increíble ironía de Sfar. No os voy a decir que os vayáis a desternillar con este tomo, pero aseguro que os será difícil esconder la sonrisa cómplice. Y aunque he dicho que lo mejor era dicha ironía, todavía hay más a este respecto y esto va para todos aquellos alérgicos al gafapastismo. Que el hecho de que opine sobre la sociedad o el uso de la ironía no os haga una falsa idea de este tebeo. Lejos de toda prepotencia este y otros tomos del autor se leen como entretenimiento puro de principio a fin.
Echadle un vistazo.
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