Los Muertos Vivientes: Seguridad tras los barrotes
Planeta ya ha sacado a la calle el tercer volumen de la serie Los Muertos Vivientes en la que Robert Kirkman se explaya en uno de sus temas fetiche, los zombies. Poco a poco nos vamos familiarizando con el elenco de personajes de la serie y la confusión que quizá se pudiera dar en los primeros números va desapareciendo gracias a la increíble caracterización que realiza Kirkman.
Como ya comenté en alguna reseña anterior, el subgénero de zombies no siempre ha estado vinculado con el terror o al menos no al terror convencional. Casquería a parte, en muchas películas y por supuesto en esta serie, los zombies son la excusa. Cuando la tierra se infesta de zombies las antiguas normas sociales no son válidas. Digamos que el mundo se da la vuelta y los humanos que sobrevivan tendrán que aprender a vivir desde cero. Las viejas ideas preconcebidas y los clichés sociales tendrán que ser poco a poco dejados de lado, pero como humanos que son los protagonistas de la serie les será realmente difícil. Ahí será donde Kirkman incida, en cómo se comportarán y se relacionarán los supervivientes
A modo de sinopsis rápida, el grupo de supervivientes al que seguimos desde el principio de Los Muertos Vivientes llegará en Seguridad tras los barrotes a una vieja cárcel en la que las cosas no funcionan como antes y, zombies a parte, sólo tiene 4 huéspedes actualmente que llevan allí desde antes de la plaga... y no son guardias.
Incluso lo que podrían parecer debilidades argumentales, como la obviedad del asunto del asesino, se me antojan más un juego con los tópicos que una carencia de Kirkman, que nos hace cada vez a sus personajes más humanos con más defectos y diferencias entre sí. Además si por algo se ha caracterizado Robert Kirkman desde siempre es por proporcionar entretenimiento sin pausa y antes de que te acostumbres a los personajes, habrá nuevas bajas y altas (como los cuatro presidiarios).
Pese algunas críticas que pude leer sobre el trabajo del dibujante Charlie Adlard en el tomo anterior, la sensación global es la de un dibujante correcto al servicio de la estrella que es Kirkman, pero con ciertos toques que pueden llegar a sugerir algo más que corrección además un bonito uso de las luces y las sombras. Atentos a este dibujante, que puede dar qué hablar en el futuro.
Como ya comenté en alguna reseña anterior, el subgénero de zombies no siempre ha estado vinculado con el terror o al menos no al terror convencional. Casquería a parte, en muchas películas y por supuesto en esta serie, los zombies son la excusa. Cuando la tierra se infesta de zombies las antiguas normas sociales no son válidas. Digamos que el mundo se da la vuelta y los humanos que sobrevivan tendrán que aprender a vivir desde cero. Las viejas ideas preconcebidas y los clichés sociales tendrán que ser poco a poco dejados de lado, pero como humanos que son los protagonistas de la serie les será realmente difícil. Ahí será donde Kirkman incida, en cómo se comportarán y se relacionarán los supervivientes
A modo de sinopsis rápida, el grupo de supervivientes al que seguimos desde el principio de Los Muertos Vivientes llegará en Seguridad tras los barrotes a una vieja cárcel en la que las cosas no funcionan como antes y, zombies a parte, sólo tiene 4 huéspedes actualmente que llevan allí desde antes de la plaga... y no son guardias.
Incluso lo que podrían parecer debilidades argumentales, como la obviedad del asunto del asesino, se me antojan más un juego con los tópicos que una carencia de Kirkman, que nos hace cada vez a sus personajes más humanos con más defectos y diferencias entre sí. Además si por algo se ha caracterizado Robert Kirkman desde siempre es por proporcionar entretenimiento sin pausa y antes de que te acostumbres a los personajes, habrá nuevas bajas y altas (como los cuatro presidiarios).
Pese algunas críticas que pude leer sobre el trabajo del dibujante Charlie Adlard en el tomo anterior, la sensación global es la de un dibujante correcto al servicio de la estrella que es Kirkman, pero con ciertos toques que pueden llegar a sugerir algo más que corrección además un bonito uso de las luces y las sombras. Atentos a este dibujante, que puede dar qué hablar en el futuro.
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