Cuando
La Cúpula interrumpió la ya de por sí irregular edición de
Balas Perdidas en España, pensaba que tendría que resignarme a seguir la serie en inglés en su edición original. Afortunadamente, han reemprendido su publicación en forma de tomo y aunque siguen las irregularidades
, parece que por fin vamos a poder disfrutar de todos los números que ha creado para la serie su autor y creador
David Lapham.
Lapham escogió una mala época para empezar a dedicarse al comic. Un autor de corte bastante personal como
Lapham no tenía cabida en los años noventa de la
Generación Image. Es por este motivo que sus primeros trabajos para
Valiant Comics pasaron con más pena que gloria entre aquel montón de títulos de la editorial de los que pocos nos acordamos, como
Magnus Robot Fighter o
Shadowman. Un
Jim Shooter rebotado de
Marvel le redescubrió en 1993 y se lanzó a la creación de
Warriors of Plasm, serie de ciencia-ficción donde
Lapham se haría cargo de la parte gráfica para la nueva editorial de
Shooter,
Defiant Comics. Éste siempre demostró ser mejor editor que guionista y aunque realizó un importante descubrimiento, sus guiones no llevaron ni a la serie ni a
David Lapham a una posición decente.
Visto lo visto,
David Lapham decidió probar suerte por su cuenta y fundó
El Capitan Books, donde estrenó su obra cumbre
(por ahora),
Balas Perdidas, una serie de un género negro bastante sui generis. Los curtidos detectives no serán los protagonistas de
Balas Perdidas. A decir verdad, esta serie no tiene un protagonista ni una temática concreta. Aunque a medida que la serie avanza nos iremos familiarizando con
Beth, Monstruo, Spanish Scott y sobre todo...
Amy Racecar. No Obstante, en cada historia conoceremos más y más personajes, hasta el punto que casi nos gustaría saber más sobre ellos.
Dirigir una serie con un reparto coral como ésta es realmente complicado, pero lo que consigue
Lapham lo es aún más sorprendente es cómo logra manejar este reparto y crear una serie en la que cada número se puede leer de forma autoconclusiva, pero en conjunto conforma uno de esos amplios mosaicos acad vez más raros de ver en una serie. Es sin duda una mecánica complicada, pero que sin duda, es una mecánica perfecta para atrapar nuevos lectores, cosa que espero que haya hecho, puesto que los dos premios
Eisner que tiene en su haber son totalmente merecidos.
En España la forma de publicar de
La Cúpula ha sido un tanto desorientadora, pero parece tener su razón de ser. Al parecer, dado que muchos ya habíamos comprado los 22 números en grapa que publicó originalmente, la intención era alternar material reeditado e inédito. La cosa es que nadie ha avisado de nada y cuando el cuarto tomo ha salido sin haberlo hecho el tercero, se ha podido ver más de un mosqueo en la
blogosfera. Afortunadamente para aquellos que no tienen la edición original, en el mes de junio hallaremos al desaparecido tercer tomo, ya que
La Cúpula lo incluye como novedad para el
Saló.
Actualmente en los USA, la serie va por su número 41, con lo que, si las cuentas no me fallan, aún quedarían dos tomos para darnos de morros con la edición yanqui. Actualmente, la cosa va despacito, debido al parón que se tomó para hacer
Mátame (Murder Me Dead) y que recientemente ha optado por colaborar con las grandes con dos arcos argumentales de
Detective Comics (#801-808 y 811-814) para
DC, la miniserie
Daredevil Vs. Punisher: Means And Ends para
Marvel y una historia de tres números en
The Darkness #17-20, de
Top Cow. La mayoría nos irá llegando hacia el año que viene más o menos, pero aún queda bastante material inédito o difícil de conseguir de
Lapham. En este último apartado estaría el especial a color de
Amy Racecar que apareció en
El Víbora. Esperemos que desde
La Cúpula se acuerden de nosotros y terminen la serie y publiquen este especial... y si además se les viene a la cabeza su serie de ciencia-ficción,
The Parallax Man...mejor que mejor.
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