jueves, junio 01, 2006

Chris Claremont, padre antes que abuelo.

Si hablamos de los X-Men, no hay duda que el autor más importante de todos los tiempos es Chris Claremont. Si bien ahora es conocido por muchos como “el abuelo”, antes de ello es sin duda el padre de los X-Men.

Siendo sus hijos, no fue el quien los creó. Ni en su primera encarnación en los sesenta que recaería sobre las fértiles cabezas de Stan Lee y Jack Kirby ni en su posterior relanzamiento en los setenta con el Giant Size X-Men #1, en el que Len Wein y Dave Cockrum serían los responsables. Poniéndonos en lo peor, existen además ciertas malas lenguas que adjudican el mérito que se le otorga a John Byrne, su compañero dibujante durante una de las mejores etapas de la serie, y a sus editores posteriormente, en especial a Ann Nocenti. Ni lo confirmo ni lo desmiento, pero una de dos: o siempre ha tenido la suerte de trabajar con verdaderos talentos o de verdad hay que adjudicarle al menos una parte del mérito.

Claremont es londinense de nacimiento (hace ya 56 años), pero desde muy joven se fue a probar suerte a los States. Aunque ya desde finales de los sesenta comenzaba a colaborar en los comics como asistiendo a Roy Thomas en comics como X-Men #59, sus primeros pasos importantes los daría junto con John Byrne en Iron Fist para Marvel en 1974. Se haría cargo también de varias etapas nada despreciables de series como Deadly Hands of Kung Fu, Ms. Marvel, Captain Britain o Marvel Team Up.

Sin embargo, la revolución comenzaría con X-Men #94 en la que se haría con los guiones de los que acabarían por ser sus hijos, aunque hasta hacerse con el control total tuvo que repartirse las tareas con Len Wein. Si bien es cierto que Claremont no creó los personajes iniciales si fue quien los dio forma y de su cabeza salieron personajes y conceptos como Kitty Pryde, Fénix, los Shi'ar, Emma Frost, Genosha o Rachel Summers, por citar sólo algunos de los cientos. Desde 1975 hasta 1991 guionizaría a sus mutantes favoritos y crearía nuevas y memorables series derivadas como los Nuevos Mutantes, Lobezno o Excalibur.

En el 91 se despidió con la cabeza bien alta con los X-Men en la cima de su popularidad y una historia de despedida apoteósica (X-Men #1-3). Probó suerte con distintos trabajos como Star Trek Debt of Honor, Sovereign Seven o Alien vs Predator, pero nada respondió como lo hicieron los X-Men.

Con motivo del X-Men #100 volvería a la serie 9 años después (2000) pero nos encontraríamos con Claremont bastante bajo de forma. En recientes entrevistas admite que en los últimos años ha cambiado la manera de trabajar y que no tiene la libertad que le gustaría, pero sea cual sea el motivo, ni sus Xtreme X-Men ni su Excalibur son aquello que un día nos dio.

No obstante todavía se vislumbran pequeñas genialidades (como alguno de sus números en Uncanny como Alan Davis) que nos hacen pensar que quizá el abuelo no esté tan viejo como pensamos y que, quizá, puede ser que un día nos sorprenda.