jueves, junio 07, 2007

Civil War o tiempos modernos

Por fin ha llegado a España el primer número de la saga del año en Marvel. Todos los ingredientes para un éxito de ventas están incluidos en esta serie: Un guionista estrella, Mark Millar; un dibujante joven y hot; decenas de personajes y una promesa (que esta vez parece que va en serio) de que nada volverá a ser igual.

Ya llevamos algunos meses a vueltas con el Acta de Registro de Superhumanos, una ley que obligaría a registrar con nombres y apellidos a cada superhéroe del universo Marvel. Una terrible catástrofe sucede y desencadena que los trámites para la aprobación de dicha ley se aceleren de improviso. A partir de aquí la comunidad superheroica Marvel se verá dividida en dos frentes: los partidarios del Acta, liderados por Iron Man, y los contrarios a ésta, liderados por el Capitán América. Y parece que no lograrán ponerse de acuerdo de manera pacífica.

Si unos meses antes de salir esta serie, me hubiesen preguntado cómo sería el próximo gran crossover de la casa de las ideas mi respuesta se habría acercado bastante a lo que vemos en Civil War. La cuestión no es que sea más listo que nadie ni soy pariente de Nostradamus. El asunto es que los últimos superventas de Marvel se estaban basando en la idea que definirá el tebeo de superhéroes de la primera década de este siglo.

Desde que Warren Ellis creara The Authority, son varios los guionistas que han seguido su estela a la hora de crear historias y Mark Millar es sin duda uno de ellos. Ya no se trata de hacer superhéroes realistas como en los 80. El realismo de aquella época se basaba en darles personalidades realistas más allá de las preocupaciones y los superproblemas de los 60 y 70, los héroes tenían ideologías propias, debilidades y, en los casos más extremos, hasta trastornos mentales. Esta década ha dado un paso adelante acercando el contexto a la realidad. La narrativa cinematográfica tan en boga hoy en día ha dado paso a unas historias también más cinematográficas cargadas de acción y cada vez más desprovistas del componente fantástico. Civil War acerca a los superhéroes a la política más de lo nunca se había hecho y sólo la idea de que todos los superhéroes se conviertan en un cuerpo semejante a la policía o los bomberos desproveen al superhéroe de la mayor parte de ese halo romántico que exhalaban.

El mismo atractivo principal de este tebeo convierte a los superhéroes en algo radicalmente distinto a lo que tradicionalmente eran. La Marvel de los últimos años ha emprendido un viaje hacia la modernización de los superhéroes en una vertiente más dura y “realista” (en el sentido cinematográfico de la palabra) ¿Cuánto hace que no vemos una de esas batallas clásicas de Spiderman con el villano de turno? ¿Se parecen en algo los Vengadores actuales a los de toda la vida? ¿Qué ha ocurrido con la fantasía que destilaban los 4F?

Marvel no parece consciente de que no se puede hacer real un concepto que es irreal por definición. Introducir elementos realistas en los superhéroes ayuda a portar cercanía en estos conceptos, pero tratar de hacerlos reales es mezclar churras con merinas.

Pese al error de planteamiento, Mark Millar construye un tebeo de acción trepidante, como estamos acostumbrados a verle y si obviamos ciertos fallos de continuidad la historia se digiere casi sin darnos cuenta. Si le sumamos un McNiven con enfoque narrativo absolutamente espectacular (aunque algo estático en los momentos tranquilos), se trata, pese a todo de un tebeo muy entretenido. Sin embargo estamos ante una historia construida en base a ganchos publicitarios y pese a la habilidad de Millar eso se nota.

Pese a ser por si mismo un tebeo con un nivel de calidad correcto, dudo que pase a la historia como algo más que un continuador de una corriente ya establecida.

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